jueves, 1 de febrero de 2018

El re encuentro del re encuentro

No daré explicaciones (que ni me las piden por cierto) de mi proceder y toma de decisiones sobre ausentarme o no, sobre participación activa o no del grupo.

No daré tampoco motivos ni justificaciones de esas ausencias.

Pero si me permitiré hacer algunas reflexiones.

He notado que sí, antes me catalogaba como una niña seria que ni hablaba (algunos aún  me recuerdan así) y solo me dedicaba a estudiar. Pero dejé de ser una niña ya hora soy una adulta hecha y derecha, independiente, libre pensante.  Que ahora habla hasta por codos y puedo resultar algo pesada y odiosa. Morbo no tengo. Soy de mente abierta pero que tampoco significa libertina o de moral distraída. No pediré disculpas por ser como soy. Lo que he elegido ser.

Considero que estoy rodeada a su vez de adultos, que han dejado atrás sus costales de diferencias de la infancia y adolescencia, que dieron el paso siguiente: madurar.

Que tomaron el mejor regalo que la vida les ha dado y lo han ejercido con plenitud: su libre albedrío.

Claro que recuerdo esa etapa de escuela, cuando me obligaban a usar falda y calcetas y un short debajo aunque no fuera clase de educación física con tal de no enseñar los calzones; de aplicarme en las clases, de ser niña de dieces.

Yo hubiera querido ser diferente, ser mas relajada, irme de pinta, irme atrás de la cooperativa a despeinar la cotorra, a tener un novio, de perder la inocencia atrás de un árbolito del parque, de que me jalaran a jugar a los chupetones... pero el hubiera no existe, y si no fue así es porque así lo decidí, y no porque me considerara mocha, persignada o espantada; simplemente, buscaba mi lugar en la vida; porque mi ritmo de maduración no iba acorde con el de los demás.

No he estado del todo ausente, porque he estado presente. Me di la oportunidad de reconocerlos, de platicar por separado con la mayoría y he descubierto rasgos maravillosos, rasgos que no se identifican en el grupo simplemente porque se pierde el hilo de conversación. Todos ustedes tienen un algo que  me encanta, que me nutre como persona, les he descubierto y he compartido algunos gustos culposos, confidencias.

Pero también he notado rasgos negativos que si bien no comulgo con ellos, no significa que los vaya a eliminar como amistades. No soy perfecta, no puedo exigir perfección.

Pero si puedo pedir y sugerir:

  1. Si llego, saludo
  2. Si me voy, me despido
  3. Si me llevo, me aguanto
  4. Si hago bromas pesadas, estoy dispuesta a aceptar cuando me bromeen
  5. Si algo no me gusta, lo expreso (bueno nunca he tenido problema con eso)
  6. Si no les gusta lo que digo, tampoco me ofendo de que me lo digan
  7. Si me comprometo a algo, lo cumpliré
  8. Si me invitan a salir y no puedo asistir, me disculpo pero no dejaré colgado a nadie
  9. Jugar con el tiempo de los demás es peor que no saludar
  10. Comprender que no todos tienen el tiempo y libertad que yo poseo (y que no pienso renunciar a él)
  11. No escarbar el pasado que enterrado está
  12. No revivir fuegos (de los que sean) que se extinguieron desde hace décadas, que ni cenizas quedan
  13. Seré responsable de lo que exprese, más no de lo que crean o dicen que dije 
  14. Confidencias se quedan en confidencias (siempre he sido una tumba)
  15. Si el club de Toby se reactiva, no me ofenderé si no me invitan
  16. Si hay parejas nuevas, los apoyaré, mas no soy Celestina.
  17. Si alguien me llegara a mover el tapete, ni crean que lo gritaré a los cuatro vientos. Es algo completamente privado.  No me cuelguen milagros.
  18. Acepto que todos somos diferentes y que todos tenemos personalidad independiente.
  19. No buscaré protagonismos ni antagonismos
  20. Diré las cosas por su nombre, así sean políticamente impropias


Seamos amigos, compañeros, cómplices, no enemigos ni  competidores desleales, las zancadillas a este nivel, provocan  solo fracturas, no solo de amistad, sino de corazones y almas, de estados de ánimo.

Las bromas no son "bullyng" de maduritos, son una forma de ratificar y reforzar el lazo de antaño; nuestro lazo afectivo pendía de un par de hilos ralos, ahora lo hemos ido entretejiendo y lo vamos haciendo más fuerte, resistente. ¡Qué vengan los vientos huracanados, qué vengan las adversidades!

Nosotros estaremos firmes para el que resbale, para el que tropiece, para el que caiga.

Estaremos para el que necesite desahogo, consuelo... un abrazo.

Permítanme  expresar mi orgullo, mi pasión por ustedes compañeros; porque todos tienen una historia que contar, y yo aprendo de cada uno.

¿Qué dicen? ¿Envejecemos juntitos, a pesar de las distancias?

Con cariño a mis compañeros de Secu















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