“El
Destino es un cazador paciente. Ciertas casualidades están escritas de
antemano, como francotiradores agazapados con un ojo en el visor y un dedo en
el gatillo, esperando el momento idóneo. Y aquél, sin duda, lo era. Uno de
tantos falsos azares planeados por ese Destino retorcido, irónico, aficionado a
las bromas pesadas”
Diariamente
me topo con grafitis, algunos mi cerebro no los registra a detalle, otros ni
percibo su presencia, se han vuelto como parte del paisaje, como cualquier
cosa, un detalle ínfimo, un detalle insignificante.
Sin embargo,
al leer a Pérez-Reverte, y visualizar en mi mente el catalogo de imágenes de
tags y de grafitis, propuestas artísticas o manifestaciones políticas (la mayoría
en contra del sistema, cualquiera que sea nuestra concepción de este), en mi
cerebro re burbujearon miles de imágenes que en algún lugar había visto o
admirado.
Pero mi
percepción cambió, no que ahora sea una amante de los grafitis o que me volveré
una escritora de paredes, pero ahora intento comprender el qué expresan esos
dibujos, el analizar los colores o el estilo del autor, por supuesto que es manifestación
de arte urbano, todos tenemos el deseo de expresarnos y ser escuchados y
tomados en cuenta; pero también estoy de acuerdo en que algunas de esas expresiones
rayan en lo chocante y el mal gusto.
El
hecho de que un escritor influya de tal manera en un círculo social específico
y que algunas veces tenga consecuencias fatales, resulta intrigante. Pareciera
como una mafia: organizada, con sus
reglas no escritas, con sus miembros cubriéndose las espaldas,
compartiendo una ideología en común (algunos
de manera políticamente adecuada y otros no tanto, rayando en el vandalismo).
El hecho
de que Lex sea una mujer con gustos diferentes (para usar las palabras del
personaje “antagónico” Biscarruès) nos pone la trama de otro color, no es una mujer que vaya a buscando su objetivo con ánimos de
conquista, sino de desenmarañar los planes de Sniper, el francotirador
paciente.
¿Quién
es el más astuto de los protagonistas, el más inteligente? Eso lo vamos
descubriendo a lo largo del viaje de Lex desde Madrid hasta Nápoles. Un viaje ameno, adentrándonos en la sicología
de los escritores que a la postre pueden
ser considerados artistas cotizados (¿traidores a los valores originales de los
escritores?), y los que conservan la esencia de ser originales y no venderse a
lo comercial y ser considerados serios.
Se agradece la descripción de los paisajes, del entorno
Como
mexicana agradezco los guiños que nos da el autor sobre las calaveras
mexicanas, y es por ello que el libro me hizo trizas el cerebro, pues devanaba
el seso al recordar dónde había visto una de esas expresiones grafiteras, en
qué pared la vi… no la recordaba; hasta que una mañana lagañosa y fría me la restregó
en la cara: en el camino diario hacia el trabajo.
(las fotos siguientes las tomé una tarde fría ante la mirada curiosa de algunos vecinos )
Así
como los protagonistas tienen cuentas pendientes, yo saldé la mía con el arte urbano.
Arturo Pérez-Reverte. El francotirador paciente. Ed. Alfaguara. 2013
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